Más de 50 años dedicados a los demás, creyó en ellos, les dió educación, sanidad, calidad de vida (potabilizadores, proyectos exclusivos para mujeres, para discapacitados...) y sobretodo les dió amor. El amor al prójimo, ese amor que todo lo puede.
Fundador de Mensajeros de la Paz, la cual abandonó para irse a la India persiguiendo un sueño.
Creó la llamada Revolución Silenciosa, esa revolución en la que los ignorados, los que no se podían tocar, iban adquiriendo un papel en la sociedad india del sur.
Todo aquel que me concoce sabe de mi fascinación por la India. Llevo años colaborando con la Fundación Vicente Ferrer, le concoía mucho antes de concoer la Fundación.
Decidí darle una oportunidad a ViyayaKumar (y él me la dió a mi), mi niño, al que veo crecer mes tras mes...
Y el día 12 de Julio nos vamos a la India (y Nepal), un viaje preparado desde hace muchos meses y pensado desde que tengo uso de razón.
No podré visitar Anantapur, no podré ver al niño, pero en el momento que pise suelo indio me acordaré de Vicente Ferrer, de su lucha, de su amor y sobretodo del ejemplo que yo, personalmente, debería y debo seguir.
No has muerto, aunque te llore la India, aunque te llore España y medio mundo, no has muerto, estas materializado en escuelas, casas, campos de labranza, agua que sale de grifos impensables, pinturas, cuadernos, universitarios, mujeres, telas, colores, sonrisas...
No has muerto, y no morirás nunca. Te veré en Julio, veré tu mundo....gracias por crearlo y conseguirlo.
